lunes, 24 de marzo de 2014

Reflexiones sobre el 22 M.

Lunes de resaca después de las marchas por la dignidad y posterior manifestación que tuvo lugar en Madrid este sábado. Yo asistí con mis compañeros de Equo y todo se desarrolló en un ambiente pacífico y reivindicativo que es de lo que se trataba. Buen rato después ya se advertía por los alrededores del Congreso y la Plaza de Colón que había disturbios.

El domingo, como siempre en estos casos, busqué ávidamente referencias a la manifestación en los medios. Y me volví a encontrar lo de siempre. Muchas referencias a los actos violentos y muy pocas a lo realmente acaecido ese día. Muchas guerras absurdas de cifras que insultan la inteligencia de la gente y pocas reflexiones a cerca del porqué de estas marchas. Poco se habló de dignidad, de precariedad, de renta básica y mucho de heridos (policías y manifestantes) y de actos vandálicos.

Nada como dar carnaza a los medios y más aún a los conservadores, que se frotan las manos cada vez que las manifestaciones acaban así. Con esto tienen tema para varios días y varias tertulias, y además se sienten legitimados para desprestigiar lo realmente importante de las marchas de la dignidad. Darán pábulo a las infames palabras de Ignacio González y a las de su vicepresidente y justificarán su basura lingüística amparándose en el vandalismo de los manifestantes. No habrá ni una sola reflexión sobre las causas, las reivindicaciones.

No soy nada sospechoso de defender las actuaciones de los antidisturbios y menos aún las de Cristina Cifuentes pero creo (después de ver los videos una y otra vez) que hay personas en la manifestación que tampoco me representan. No me gusta la violencia venga de donde venga. No me gusta la violencia que ejercen contra nosotros desde sus despachos, no me gusta la violencia desmedida con la que se emplean los antidisturbios una y otra vez y no me gusta la violencia de algunas personas que participan en las manifestaciones y que hacen que nuestras reivindicaciones se diluyan en un mar de titulares sobre actos vandálicos. Contemplé perplejo una gran falta de respeto por parte de muchas personas, unas de uniforme y otras no, hacia uno de los derechos fundamentales de los seres humanos que es el derecho a la integridad física.

Aunque bien es cierto que quien siembra tormentas recoge tempestades, creo que se pueden y se deben hacer las cosas de otra manera. Se debe convencer con la palabra y los hechos más que con la violencia. Ya sabemos aquello de que puede más la pluma que la espada. Si quieren ejercer la violencia qué sean los malos gobiernos y los malos policías quienes la usen. Qué sean ellos los que tengan que justificarse y los que tengan que vivir con su incompetencia. A nosotros no nos hace falta porque tenemos la razón.